El norte del océano Indico, junto al mar Arábigo y la bahía de Bengala también tienen poco oxígeno, pero los datos disponibles no mostraron ningún cambio substancial en el tamaño de la zona con oxígeno mínimo durante las últimas décadas.

Las bandas se amplían

Lothar Stramma, autor líder en IFM-GEOMAR en Kiel, Alemania, dijo que hay señales de que las bandas bajas en oxígeno entre los 300 y 700 metros de profundidad están ampliándose y moviéndose hacia aguas costeras menos profundas.

“La expansión de zonas con oxígeno mínimo está llegando cada vez más a las áreas de plataforma continental”, indicó a Reuters. “No es sólo el océano abierto”.

Ello podría alterar aun más la industria pesquera.

Centrales nucleares: Hay seis operativas con ocho reactores. Todas son potencialmente peligrosas, sobre todo la de Garoña (Burgos) por su antigüedad, señalan en Ecologistas en Acción. Los ultimos sucesos en la central de Ascó (Tarragona), una fuga que ha obligado a 1.600 personas a hacerse análisis, demuestran “lo peligrosas que siempre son estas instalaciones”. Actualmente, producen el 30% de la energía eléctrica que se consume en España. ICV ha pedido que se establezca un calendario para cerrar todas las centrales nucleares antes de 2018.

Instalaciones mineras: En España hay 4.226 explotaciones mineras, aunque lo realmente peligroso son 100 bolsas mineras, donde se guardan los residuos, como en Aznalcóllar. Greenpeace, Amigos de la Tierra, SEO/BirdLife, WWF/Adena y Ecologistas en Acción denuncian, por ejemplo, que la mina Las Cruces (Sevilla) va a verter al Guadalquivir 900 millones de litros anuales de aguas contaminadas con arsénico, mercurio y plomo.

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Los grandes retos
Bosques. En España, la aprobación de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, junto con las normativas autonómicas contra incendios, han reducido los fuegos. Fuera de nuestras fronteras, continúa la deforestación en Indonesia y la Amazonia.

Desertización. El urbanismo y las infraestructuras de tranportes son el gran peligro en España. La ONU exigió en Madrid en septiembre de 2007 un plan global a largo plazo, pero no ha tenido plasmación por la falta de financiación real.

Biodiversidad. Años después del acuerdo de la UE para frenar en 2010 la pérdida de diversidad, los objetivos siguen sin cumplirse. En España, el peligro está en la caza furtiva. En 2007, 785 especies desaparecieron de la Tierra.

Cambio climático. Gracias al Nobel a Al Gore y los ambientalistas, este tema es por fin aceptado por todos. En 2007 se estudió en Bali la reducción a partir de 2012, cuando acaba Kioto, cuyos objetivos España sigue sin cumplir.

Energía. La nuclear ha vuelto. Por barata y limpia, según sus defensores. Pero los ecologistas desconfían y advierten de la radioactividad. La cuestión energética, de la que dependen las emisiones, sigue sin resolverse.

Hoy se celebra el Día de la Tierra con varios retos en la agenda internacional
DAVID ROJO. 22.04.2008 – 06:13h La sequía en el embalse de Entrepeñas, en Guadalajara (EFE). Los últimos doce meses han sido claves para las cuestiones ambientales.
El año 2007 ha sido el del Nobel a la lucha contra el cambio climático.
También se ha celebrado la conferencia de Bali, heredera de Kioto.
Retos: Bosques, desertización, diversidad, cambio climático y energía.

Este martes se celebra en todo el mundo el Día de la Tierra, una jornada en la que, a través de manifestaciones y actos divulgativos, se pretende, otra vez, consolidar la conciencia sobre la conservación medi0ambiental.
En el último año se ha asentado notablemente la convicción sobre la gravedad de la amenaza del cambio climático, aunque las actuaciones acometidas y sus resultados resultan muy pobres, según los ecologistas.

A su juicio, el ser humano está acelerando el proceso de extinción. “Estamos explotando el petróleo, el gas… algo que ha tardado 1.000 millones de años en formarse. Y eso tiene un límite”, explica. En los océanos, dice, la situación es especialmente mala, con el aumento de la competencia en la pesca y la captura de nuevas especies.

Dos posibilidades

Ante este panorama, Fortey vislumbra dos posibilidades: una optimista y otra pesimista. La primera es que “paremos el crecimiento de la población al tomar conciencia de la naturaleza”. La segunda, que continuemos “hasta acabar con la última gota de combustible, el último animal”. Entonces “el planeta se colapsará”.

Dado que “la conciencia del daño sigue siendo mínima”, él apuesta más por lo segundo. “Vamos al desastre… Creo que retornaremos a la Edad media en menos de un siglo”, sentencia. “Podemos controlar la población, parar las emisiones, buscar energías limpias, construir estructuras para evitar el daño de la subida del nivel del mar, pero no lo tomamos en serio”.

“La única solución que damos a los problemas es la tecnología”, afirma, y dice a modo de ejemplo que incluso con los recursos agotados podríamos sobrevivir comiendo proteínas artificiales.