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Este foro contiene 4 respuestas, tiene 4 mensajes y lo actualizó Avatar de Chiary Chiary hace 7 años, 6 meses.

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mengana53

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SONAMBULISMO

Cuatro cosas extrañas que un sonámbulo puede hacer por la noche
1-Pintar cuadros increíbles.

Es el caso de Lee Hadwin, un británico que, a pesar de que cuando está despierto no sabe ni como se coge un pincel, crea unas obras increíblemente buenas mientras está sonámbulo. Al parecer, empezó a sufrir esta extraña inspiración hace cinco años. No obstante, en principio sus obras carecían de calidad. Ahora, por el contrario, ha ido ganando experiencia y se ha convertido en todo un artista.

A día de hoy, los expertos desconocen qué le sucede. Lo mismo le pasa a él, que no es capaz de recordar lo que ha hecho durante la noche al despertarse. A su vez, tampoco sabe qué le lleva a elegir sus modelos (últimamente suele ser recurrente Marilyn Monroe) ni por qué prefiere dibujar encima de las paredes a hacerlo en un papel. Un misterio absoluto, pero que le está granjeando una gran fama.

2-Dormir dos meses completos.

La británica Lois Woods padece un trastorno llamado «síndrome de la Bella Durmiente» que hace que -en ocasiones- duerma hasta un total de dos meses seguidos. A su vez, y según afirma la Web de noticias, a veces parece que está despierta, pero si se la agita suele golpearse a sí misma y a sus seres queridos. Tampoco es raro que acuda a la nevera en mitad de la noche para meterse entre pecho y espalda cualquier cosa que encuentre o que grite como una niña pequeña.

3-Violar a una persona.

El tercer síndrome de esta lista es el que provoca «sexomnia» en los sonámbulos. Dicha dolencia les lleva a mantener relaciones sexuales mientras están dormidos. Así lo atestiguan varios casos como el de un hombre de 27 años que, en 2011, fue denunciado por realizar «tocamientos» a dos chicas que pasaban la noche en una habitación cercana a la suya. Finalmente fue declarado inocente después de que se atestiguara que había sido mientras estaba dormido y no se había percatado de ello.

4-Asesinar a alguien.

El «sonambulismo homicida» se sucede cuando una persona asesina a alguien mientras duerme. En palabras de los expertos, no matan a propósito, sino que solo cuando otra persona se interpone entre ellos y lo que pretendan hacer de forma inconsciente durante la noche. El caso más famoso es el de Kenneth James Parks, un hombre de 21 años que, en 1987, condujo varios kilómetros para asesinar a sus suegros. Fue absuelto cuando se le diagnosticó este trastorno.

28 septiembre, 2015 at 17:34
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PilarRomero

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Científicos españoles revelan que el lenguaje humano nació al menos hace 400.000 años

Los fósiles de la Sima de los Huesos desvelan que sus individuos podían distinguir entre dos y seis kilohercios y, por tanto, entender un lenguaje complejo

Excavaciones en la Sima de los Huesos
El lenguaje humano, único entre los seres vivos por su nivel de complejidad y sofisticación, nació en algún momento entre hace 2 millones y 400.000 años, según un estudio publicado por un equipo internacional de investigadores en la revista científica Science Advances.

El trabajo, en el que han participado estudiosos del Centro de Investigación sobre Evolución y Comportamiento Humanos (UCM-ISCIII) y del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes), ha estudiado las capacidades auditivas de nuestros antepasados africanos.

Hasta ahora, los expertos habían intentado determinar el nivel de lenguaje de los homínidos estudiando la anatomía de la garganta y los órganos implicados en la articulación del lenguaje.

Sin embargo, en 2004 los investigadores españoles de este trabajo, todos ellos miembros del equipo de científicos de Atapuerca, analizaron las capacidades auditivas de los fósiles de la Sima de los Huesos que alberga restos de individuos del género Homo —humanos primitivos— de hace unos 400.000 años.

En ese trabajo, los paleontólogos de Atapuerca determinaron que esos hombres oían como nosotros, un hallazgo con «implicaciones directas en el lenguaje», explica a Efe Carlos Lorenzo, investigador del Iphes y coautor del estudio.

«Los humanos tenemos una sensibilidad auditiva diferente a la de los chimpancés, básicamente porque somos capaces de oír muy bien en las frecuencias en las que hablamos —entre dos y seis kilohercios—, la franja en la que se encuentra el lenguaje, la que nos permite distinguir entre unos y otros fonemas y, por tanto, entender un lenguaje complejo», indicó.

Ese tipo de estudio, que hasta entonces no se había llevado a cabo, es el que ahora han realizado en fósiles de yacimientos de Sudáfrica, donde se encuentran los restos de los homínidos más antiguos del mundo, de entre dos y tres millones de años.

«Estamos muy orgullosos, porque nuestro trabajo en Atapuerca nos ha abierto las puertas de otros yacimientos y analizar fósiles de otros lugares, como Sudáfrica», subraya Lorenzo.

Como ya hicieron en 2004, estos científicos han estudiado la capacidad auditiva de dos géneros: Australopithecus y Paranthropus —dos parientes de los humanos pero que no son ancestros directos— con la intención de averiguar si eran capaces de oír como nosotros, es decir, en las frecuencias que utilizamos.

Reconstrucción del oído
Para ello, este equipo multidisciplinar contaba con expertos en 3D que se encargaron de reconstruir los huesos del oído de los fósiles para determinar si eran capaces de oír como nosotros, en las mismas frecuencias, y estaban capacitados para tener un lenguaje tan complejo como el humano.

«Hemos visto que estos homínidos oían más bien como los chimpancés, lo que nos lleva a pensar que no eran capaces de hablar, porque no podían distinguir los sonidos, así que su lenguaje no podía ser tan complejo ni articulado como el nuestro», dice Lorenzo.

La conclusión del trabajo es que el origen del lenguaje, por tanto, no puede remontarse a los dos o tres millones de años como podría plantearse en un principio, sino que hay que buscarlo en algún lugar entre los homínidos de hace dos millones y los hombres de hace 400.000 años, los de la Sima de los Huesos

26 septiembre, 2015 at 23:10
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PilarRomero

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Cómo conseguir la felicidad

La acción creadora de la cultura siempre se basa en una perfección inalcanzable que produce nuevos, constantes e interminables sufrimientos. Choca, de esa manera, con la vida, que busca la desbordante plenitud sin más explicaciones

Por qué en vez de ver en la cultura algo que ayuda y enriquece al hombre, se la considera por el poder, y también por amplias capas de la población, como algo ajeno y alejado más y más de la verdadera meta de la existencia? ¿Es la felicidad un fin esencial en la cultura? Contra las artes y las ciencias se levantó Rousseau por enervar y reblandecer al hombre en lo moral, lo físico e intelectual. La cultura en vez de satisfacer sus necesidades había abierto innumerables enigmas. Kant, influido por Rousseau, dudó que la alta cultura intelectual pudiera llegar a resolver todas las inquietudes de la existencia.

La cultura no puede dar de inmediato la felicidad, pero puede ayudar de una manera decisiva a ser menos infeliz. ¿A través de qué? A través de la libertad. El ser racional se hace libre e independiente, adquiere criterios y los expresa, domina con la técnica la naturaleza, pero no precisamente para tiranizarla sino para procurar el dominio moral sobre sí mismo. La verdadera meta de nuestro saber no es el conocimiento de la naturaleza, sino el autoconocimiento. La naturaleza era obra de otro, el hombre solo podía llegar a comprender la estructura y el carácter peculiar de sus propias obras, no la esencia de las cosas. Ernst Cassirer en Las ciencias de la cultura se pregunta si es seguro que el hombre pueda realizar en la cultura y gracias a ella su verdadera naturaleza “inteligible”; que pueda llegar, por este camino, si no a la satisfacción de todos sus deseos, sí al desarrollo de todas sus capacidades y dotes espirituales.

Cassirer tituló uno de los capítulos del libro citado “La tragedia de la cultura”, que remite al libro de George Simmel El concepto y la tragedia de la cultura. Tanto uno como el otro dudan de que este asunto tenga solución, pues la filosofía —como tantas otras humanidades— no puede hacer otra cosa que señalar el conflicto, pero sin prometer su solución.

La verdadera razón de esta “tragedia”, según Simmel, reside en que la cultura nos promete una interiorización (una búsqueda natural de nosotros mismos) que se convierte en una especie de autoenajenación “media” entre el alma y el mundo, un conflicto permanente. Divorcio entre el proceso vital y creador del alma y sus contenidos y productos.

a cultura no representa un todo armónico, sino que se halla, por el contrario, repleta de conflictos y dudas interiores. La cultura es permanentemente dialéctica y cambiante, no tiene meta. Es consustancialmente insatisfactoria en sí misma y muy compleja. La acción creadora de la cultura siempre se basa en una perfección inalcanzable que produce nuevos, constantes e interminables sufrimientos. La felicidad es una meta que se considera inalcanzable en su realización, pero la cultura aporta muchos elementos para adivinarla. La vida y la cultura chocan. La primera busca la desbordante plenitud sin más explicaciones; mientras que la cultura busca las explicaciones de esa plenitud que considera insatisfactoria mientras no encuentre las razones.

La vida sigue su curso, incluso prescindiendo de lo que nosotros consideramos como imprescindible para poder vivirla; la cultura también sigue su camino. Acepta a todos pero es exigente, no da la felicidad (¿quién la da?) pero ayuda a buscarla. La cultura se convierte en mediadora entre el yo (nunca el grupo) y la naturaleza; también entre el yo y el tú que, muchas veces, somos nosotros mismos. El individuo, creador o no, lucha permanentemente por no verse ahogado por la comunidad, lucha por no perder su libertad e independencia. Esto lo da la cultura que, según Croce, debe ser expresión del sentimiento y del estado individual de ánimo que conforma una sociedad.

Pero si la fe de las religiones y la cultura racional posponen, la primera, la felicidad para un más allá desconocido; y la cultura no la ofrece tampoco como realización inmediata, qué otra tercera vía puede existir para circular por ella en pos de esa utopía. Quizá esa tercera vía sea la tecnología. Mediante el empleo de instrumentos (dispositivos los denomina Agamben), el ser humano logra —o así lo cree— hacerse dueño de las cosas. Estos instrumentos o dispositivos traen consigo una bendición y, a la vez, una maldición. Muchas veces lo ayudan y otras muchas lo vuelven en su contra. El instrumento o dispositivo que parecía destinado a satisfacer sus necesidades también ha servido para crear innumerables necesidades artificiales. Hoy, toda esta desorientación ha sido creada conscientemente por los fabricantes del entretenimiento. De nuevo ¿dónde está la felicidad? Resurge entonces la nostalgia rousseauniana de la vuelta a la naturaleza.

Agamben en ¿Qué es un dispositivo? se refiere a la creación de dos nuevas clases sociales: los seres vivos (el ser humano); y los dispositivos, una especie de redes que sirven para capturar a los primeros y tiranizarlos. El filósofo italiano define a los dispositivos como cualquier cosa que de algún modo tenga la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes, entre ellos, los ordenadores y los teléfonos móviles. Dos clases sociales nuevas y, entre ambas, una tercera, los sujetos. Es decir, lo que resulta o queda del cuerpo a cuerpo entre los “vivientes” y los “dispositivos”. Instrumentos los hubo en todas las épocas, desde el origen de los tiempos, pero parecería que hoy no hay un solo instante en la vida que no esté organizado por algún “dispositivo” o “instrumento”. ¿Luchar contra ellos, entregarse en sus manos o manejarlos? El propio filósofo italiano habla de la “hominización” de las tecnologías. El ser humano cree haber encontrado la felicidad en estos objetos porque llenan constantemente el vacío de sus vidas sin exigirles nada.

Nuestro mundo contemporáneo, el occidental y democrático, vive en ese proceso de nueva subjetividad compartida o desubjetivación. Antes la política iba dirigida a individuos e identidades reales, por ejemplo, las clases sociales o estamentos; hoy el triunfo o la imposición de la economía solo se refiere a ella misma sin ninguna otra consideración. Los dispositivos, los aparatos tecnológicos le sirven para controlarnos permanentemente. Ni la fe, ni la cultura lograron dar la felicidad en la tierra (no hay felicidad posible mientras siga existiendo la muerte, a pesar de que la disimulemos con barrocas estrategias); mientras que los dispositivos ocupan todo nuestro tiempo y nos impiden pensar, y el no pensar —quizá— ya es una forma de felicidad. Ya lo dijo el Eclesiastés: “Donde abunda sabiduría, abundan penas, y quien acumula ciencia, acumula dolor”. ¿Por qué culpar a quienes lo quieren evitar? ¿Tendrá razón Hegel cuando creía que el hombre solo sería libre rodeándose de un mundo enteramente creado por él? Que se lo pregunten a Theodore, el personaje de Her, la película de Spike Jonze.

César Antonio Molina fue ministro de Cultura y dirige la Casa del Lector.

Avatar de MARIAM 58

MARIAM 58

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NUNCA SACUDA A UN NIÑO !

( Ni juegue a tirarlo al aire)
Puede causar daño cerebral permanente y, a veces, incluso la muerte!
( síndrome de bebé sacudido)

SÍNDROME DEL BEBÉ SACUDIDO

Usted puede matar a su bebé en tres segundos….

Tres segundos es lo que tarda el Síndrome del Bebé sacudido en causarle daños irreversibles a su niño. Por ello, nunca permita que sacudan a su pequeño ni lo lancen por los aires. Puede causarle la muerte.
La reacción de una niñera mostrada en la televisión colombiana sobre cómo sacudía a un bebé de meses, motivó a buscar los efectos que puede causarle.

El síndrome del bebé sacudido se refiere a un tipo de lesión cerebral que ocurre cuando se sacude con violencia a un bebé o niño pequeño.
Las sacudidas pueden causar hemorragias en el cerebro (hemorragias subdurales) o hemorragias en las retinas (hemorragias retinales). Ocurren más lesiones cuando se tira al bebé sacudido en una superficie, resultando en el síndrome de impacto sacudido.
EL CEREBRO REBOTA

Cuando se sacude a un niño, el cerebro rebota de un lado a otro contra los lados del cráneo. Las cabezas de los bebés son muy grandes y pesadas en proporción con el resto de sus cuerpos. Esto causa hinchazón, magulladuras, y hemorragia en el cerebro que es más pequeño que el cráneo.

Las posibles consecuencias de sacudir a los bebés o niños pequeños son extremas.

Incluyen:
Daños al cerebro
Ceguera
Pérdida auditiva
Trastornos del habla y del aprendizaje, incluyendo retraso mental
Ataques epilépticos
Daño al cuello y a la espina dorsal, que puede llevar a disfunciones motores que varían en severidad desde torpeza a paralisis
Muerte

¿Cuáles son los síntomas del síndrome del bebé sacudido?
Un niño o bebé al que le han sacudido y por tanto tiene presión en el cerebro puede tener síntomas como estos:
Irritabilidad extrema
Vómitos
Poco apetito o problemas para alimentarse
Dificultades para respirar
Convulsiones (ataques)
Letargo (cansancio extremo, falta de movimiento, inhabilidad para mantenerse despierto)
Piel de color pálido – o azul
Magulladuras, como por ejemplo las marcas donde se le agarró, en los brazos o pecho
Una frente que parece más grande de lo normal, o una fontanela que parece sobresalir
Incapacidad para levantar la cabeza
Temblores (la temblona)
Incapacidad para concentrarse o seguir movimiento con sus ojos
Inconsciencia
Coma
¿Quién corre el riesgo de tener el síndrome del bebé sacudido?

El síndrome del bebé sacudido pasa más a menudo en bebés de hasta un año de edad, y los bebés de dos a cuatro meses son los que tienen mayor riesgo. El síndrome del bebé sacudido no suele suceder después de los dos años de edad, pero si la sacudida es extremadamente violenta incluso puede afectar a los niños de entre cinco y seis años.

¿Por qué la gente sacude a los bebés?

Los padres o los cuidadores pueden pensar que el sacudir al bebé hará que este pare de llorar. Los padres o cuidadores pueden ser incapaces de arreglarse con la realidad de cuidar a un niño/a y pueden descargar su frustración con el niño/a. Algunos puede que no sepan que los resultados de sacudir a los niños son tan devastadores como lo son en realidad. No obstante, el sacudir a los bebes no está bien nunca.

¿Quién sacude a los bebés?

Las estadísticas indican que dos tercios a tres cuartos de la gente a la que se le ha encontrado culpable de sacudir a los bebés son hombres. Mientras que la escala de edades es grande, normalmente los hombres que sacuden a los bebés tienen veinte y tantos.
También se han encontrado madres y otras cuidadoras que han sacudido a los bebés. El síndrome del bebé sacudido puede suceder en familias de cualquier etnia, cualquier rango económico, y cualquier tipo de composición de familia.

¿Cómo se diagnostica el síndrome del bebé sacudido?

El SBS debe de tratarse inmediatamente. Los padres o cuidadores deben de llevar al niño/a a que le den atención médica de urgencia tan pronto como se den cuenta de que el bebé ha sido sacudido. Los adultos también deben de contarle al médico que el bebé ha sido sacudido. Algunos cuidadores que no digan la verdad pueden decir que el bebé se ha caído. Dependiendo de la severidad de los síntomas, los niños pueden requerir tratamiento como soporte respiratorio o una operación quirúrgica para parar una hemorragia.
Algunos síntomas se muestran enseguida, pero puede que otros no se hagan visibles hasta más tarde. Algunos niños pueden tener problemas de atención y problemas de comportamiento más adelante en su vida debidos a haber sido sacudido cuando eran bebés.

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